No sé como empezar. ¿Diciendo que Isabel ha muerto? ¿Diciendo que tenía cuarenta y pocos años? ¿Qué sabía su final inminente, sin solución? ¿Que a pesar de eso mantuvo su sonrisa hasta el último momento? ¿Que fue ella la que animó a todos hasta que la cruel enfermedad la silenció, regodeándose en su agonía de varios días?
Isabel. Una mujer valiente como pocas hay. Más pendiente de que no sufrieran sus seres queridos que de lamentarse de su triste e injusta suerte. Cáncer. Metatásis sin solución. El horror. Diagnóstico tardio. Atroz error de quienes se supone que velan por nuestra salud. Simples payasos como está cada vez más de moda en todos los campos.
Isabel. Ejemplo de valentía. De amor y sacrificio sin mesura. Se ha ido callada, plenamente consciente de su fatídico final, dejando profunda huella incapaz de borrarse.
Un caudal de lágrimas y un gran abrazo a mi Caballero, afortunado de haber conocido a tan grande mujer y haberme hecho partícipe de su presencia.
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