Mi hijo y yo pasamos una agradable velada anoche, en amena charla. Me ayudó a colgar el último adorno en lo alto, un par de campanas grandes, con muchas cintas rojas que encontré a última hora donde no imaginaba que estarían, je je je...
Luego abrió su ordenador y me pasó una selección de pescado que le gustaría probar, cosas nuevas en casa.
Le dije que me enviase a mi correo electrónico los enlaces de las recetas para estudiarlas y en el año nuevo lo haría.
Este abeto no es el mío, el cual es más grande y de bonita forma, pero lo tengo todo guardado en un trastero de alquiler y nadie que conozco tiene coche para llevarme.
En el trastero también tengo guardados todos los objetos de decoración, de calidad, comprados año tras año, así que he tenido que contentarme con esto. Pero no importa, hacia tres años que no decoraba mi casa, así que estoy contenta.
Echo en falta el belén de tres metros, pero a esto tuve que renunciar cuando llegó el primer gato a casa; me lo desmontaba sistemáticamente, se aposentaba sobre las montañas, provocando derrumbes, robaba los haces de leña, la lana y los sacos de arroz y harina del zoco, dejaba tirados en el suelo a los pastores y leñadores que osaban hacerle frente... ¡Uf!, el monstruo de Belén. Curiosamente, la Biblia no habla de esto, ¡juas!
La mesita de los dulces.
La cesta con cojines de debajo es la cama de ese par de desgracias de cuatro patas y bigotes, terror de Belén.
Las del piso de arriba nos dieron la tabarra toda la noche. Recibieron invitadas y un par de veces llamaron a casa, confundiéndose de piso. Digo "ellas" rotundamente porque mi hijo no dejaba de maldecir "los tacones de esas tías". Y su perro, que no paraba quieto ni callado, recorriendo la sala de estar-comedor constantemente, con sus enormes patazas.
Menuda juerga se corrieron, que mi hijo se quedó con la boca abierta al ver caer ante sus ojos un jarrón de lo alto de la vitrina. Estaba furioso, a punto de subir, pero ya sabemos que es inútil y seguro que semejante jauria podía ser muy peligrosa esa noche...
Me fui a la cocina y di el primer paso en la preparación de la paletilla al horno con la que celebrariamos la Navidad al día siguiente, con su hermana y la pareja de esta.
Es mejor una paletilla que la pata trasera del cerdo; más tierna y jugosa, además, tarda menos en hacerse.
No recuerdo el peso de esta pieza, pero desde luego, para cuatro personas se ha quedado prácticamente entera. Mi hija se ha llevado unos filetes, de lo contrario, el chico y yo estaríamos comiendo esto hasta después de Reyes, ¡uf!
La noche anterior se cubre con sal gorda para que "sude" y al día siguiente se le quita la sal cuidadosamente, con papel de cocina o un trapo limpio.
A continuación se le añade generosamente manteca de cerdo:
El trozo que se ve es de la punta de la pata, pedi que lo cortaran para que cupiese cómodamente en la bandeja del horno, que otras veces me lo he encontrado fuera.
El horno debe estar precalentado varios minutos antes, cuantos más mejor. Yo lo enciendo mientras quito la sal y añado la manteca.
No puedo dar datos concretos porque me guío por instinto, por la experiencia. Además, también depende del tipo de horno. El mío es eléctrico y he comprobado que tarda más que el de gas que tenía anteriormente.
Someramente, temperatura al máximo durante diez minutos, siempre con los dos fuegos puestos, el de arriba y el de abajo.
Si sólo se tiene uno, será que el horno es de gas y tiene más potencia, pero para la parte inicial es lo mismo. Se trata de que la piel y parte exterior se "cierre" al tostarse un poco, permitiendo que los jugos queden en su interior.
Por esto es muy importante no andar pinchando "para ver" el grado de cocción, pues si pierde jugos se seca.
Pasados los diez minutos se riega con una botella de sidra. Yo uso sidra-champán El Gaitero y queda delicioso.
A partir de aquí hay que reducir la potencia del horno y empezar a vigilar. Queda otra botella que añadirle y si te despistas y se evapora la primera, se pondrá a humear.
Unas dos horas en horno de gas, a fuego bajo, muy bajo, y una hora y media con el eléctrico, pero más alto.
Ahí reside el problema con el horno eléctrico, que tiene poca potencia estando bajo, pero si la subes te puede quemar el festín.
Mientras el horno hace su trabajo:
En la otra parte de la mesa estaban los platos "gemelos" de este aperitivo.
Por cierto, el mantel lo bordé yo hace años, el Papá Nöel del centro tiene los detalles blancos bordados en lana, en absoluto relieve y todos se joroban al no poder dejar nada encima, pues se desequilibra, ¡juas! Esa fue mi intención, que no lo taparán de la vista, je je je...
Recogidos los restos del aperitivo -que también sobró-, he aquí el resultado de los calores del horno:
La salsa se cuela y se deposita en una salsera.
Las patatas para acompañar son un reciente descubrimiento, van en una pequeña bolsa hermética y sólo hay que ponerlas en el microondas a potencia máxima durante ocho minutos. Se echan en agua fría y se pelan, cortándolas según su tamaño.
Por lo que veo eres buena cocinera, además preparaste un plato muy navideño para el día de navidad, hay que conservar las tradiciones, como también lo del árbol.
ResponderEliminarFelices fiestas a todos.
No es por nada, pero tenía que ser muy entretenido ver como el gato arrasaba el belén. Los gatos son unos figuras, con su curiosidad y sigilo.
ResponderEliminarEl resto del post es todo un recetario de cocina. Pero menudo trabajo tiene todo eso. Es entretenido de leer pero ponerse manos a la obra es otra cosa. Pasa como esos programas de televisión donde sale como hacer algún plato. Son como hipnotizantes. Te quedas viéndolo aunque no sepas ni freir un huevo.
Sí que soy buena cocinera, Fdelga, siempre me han encantado los pucheros, aunque no degustarlos. Curioso.
ResponderEliminarCocino gustosamente para los demás, pero a mí no me atrae demasiado, paso de comer. Y no se trata de anoréxia, que tengo una buena cara de pan, je je je...
Las tradiciones me encantan. Si no fuera por los pelmazos de cuatro patas y bigotes, mi belén ya tendría cuatro pisos, superando los tres de la penúltima edición.
Es que lo solía montar en varios puntos distintos de casa, dependiendo de ciertos muebles que han ido cambiando poco a poco.
El árbol, aunque se considere antagónico del Belén, no es así. La Historia lo muestra.
Muchas gracias por tu felicitación a todos, Fdelga.
Igualmente, no lo dudes.
Je je je... No dudo que sería entretenido ver como Bimba, alías 'la Carnicera', se acarchofaba sobre las montañas y estas, obra mía de ingeniería minuciosa, empezaban a perder altitud poco a poco, lentamente.
ResponderEliminarEsto lo hacía desvergonzadamente delante de mis ojos y me miraba como diciéndome "Te jodes". Sin embargo, el robo era subrepticio, nunca le vi coger nada, sólo lo echaba a faltar y cuando movía el sofá para barrer y fregar, ahí estaba el producto de su rapiña.
Claro que el resto del post es un recetario de cocina, Bucan, lo están esperando varios de mis amigos y te aseguro que piensan intentarlo según me han dicho entusiasmados.
Creo que lo he dejado lo suficientemente claro, pero mis amigos ya saben que de tener alguna duda me la pueden consultar tranquilamente.
Un buen banquete. Yo fuí a casa de mi hermana, nos sirvió gambas y pollo, todo hecho por mi cuñado que es el cocinero de la pareja.
ResponderEliminarDe adornos no he puesto nada porque como sabes soy ateo. Y aunque los ateos celebran el nacimiento de Newton, a mi Newton me cae mal...era un fricky.
Pero en el blog tienes una bonita felicitación, Periódico.
ResponderEliminarNewton sí era bastante friki, je je je... Es lo que tiene el rastreo inmisericorde, ¡juas!
¿No puedes ver en vivo esos chorreones de las baldosas????
ResponderEliminarMás bien no, anónimo, porque tanto las de la cocina como las del baño son de tipo "mármol", o sea, con vetas.
ResponderEliminarAl no ponerme las lentillas en casa, no lo capto.
Confié en la chica, sin pensar en pasar la mano por encima ni de lejos, simple confianza en quien le pago por hacer un trabajo.
Seré tonta, no lo niego, pero esto se ha terminado.
Y otra cosa, tengo alergía a los ácaros del polvo, de ahí que me repela tocar superficíes porque me puedo tirar días y semanas rabiando con picores.
ResponderEliminarAhora lo entiendo y me sabe mal que te haya engañado de esta manera.
ResponderEliminarUn saludo.
La chica acaba de cumplir los 18 años, anónimo, pero que sea jovencita no supone que sea tonta, ergo, está intentando engañarme porque no estoy encima suyo, vigilando lo que hace.
ResponderEliminarSiempre viene dándome besos y preguntándome por mi hijo, con una enorme sonrisa y sus zalamerías habituales.
Pero se le ha acabado el chollo.
Salud.
ÑAM ÑAM que pinta tiene todo, joé si se te sobra me cogo el coche y no te queda ná jajaja.
ResponderEliminarPues lo voy hacer si señora esa pata la tengo que guisar yo jejjje tiene una pinta excelente, ya me apunté la receta.
Si salen hasta los gatos jejejj solo los faltó posar, cuando leí lo del Belen jaja me acordé de mi gato hace años, usaba la arena del belén de wc jajaa un día mi hijo que era pequeño me llama llorando "mama mama hay una caca en el belén" yo le hechaba la culpa a él de jugar con las figuritas y era el joio gato jajaa.
Por cierto esa muchacha si deberías mandarla pa su casa menuda vaga joer de que te sirve si luego tienes tu que darte la paliza. Habrá gente mas compentente seguro.
Oyes me gustó el bordado del mantel eres una artista.
Está muy buena, ANITA, la carne queda tierna y jugosa que se deshace en la boca.
ResponderEliminarLa salsa es dulzona, pero no dulce exactamente porque la sal gorda hace su trabajo durante toda la noche.
Los gatos son la caraba, chica, siempre están por enmedio.
El primer año de la gata en casa, con el belén, me fui corriendo a una tienda de animales, a ver si había solución. Me vendieron un spray repelente para gatos, con el que rocié generosamente mi obra de arte. ¿Resultado? La joia ni se inmutó, mientras que yo de poco muero asfixiada por el pestazo, ¡argggggg!
La chica no tiene remedio, le explico mil veces como deben hacerse las cosas y me escucha con mala cara, ¡para acabar haciéndolo como le peta!
Vamos a ver, si el armario de encima del fregadero contiene una bandeja metálica para colocar los platos enjuagados, ¿por qué me los pone sobre el mármol, en precario equilibrio, amontonando todo allí, vasos, copas, platos, cazuelas, sartenes...?
Para matarla.
Soy profesora de bordados. Tuve un taller durante varios años, enseñaba a bordar y al mismo tiempo servía trabajos para mayoristas.
Me llamaban para cosas especiales y delicadas, finas gasas que se deshacían con sólo mirarlas, ¡uf!
Y me lo decían: "Esto sólo puedes hacerlo tú".
Bordaba piezas enteras de tela con la que luego se confeccionaban vestidos de noche y de novia.
También diseñaba tocados y muchos complementos. Era un trabajo de creación con el que disfrutaba mucho.
Pues chica menudas manitas ya decía yo que eso no lo hace una principianta tu sabes bien.
ResponderEliminarY no has vuelto hacer nada? A mi gusta mucho hacer cositas pero claro no a ese nivel, me quiso enseñar una tia mia a bordar a bastidor puff no tengo ni paciencia ni doy una, lo veo sumamente dificil, yo soy mas de hacer trapitos y otras cosas mas sencillas, ahora he aprendido hacer unos prendedores para el pelo que quedan divinos, ya me hice de todos los colores ya los pondré en el otro blog.
Tuve que dejarlo en el embarazo de mi hijo, me quedó la espalda hecha polvo fosfatado y no podía pasarme horas inclinada sobre un bastidor de más de metro y medio.
ResponderEliminarHabría podido mantener el taller si alguno de mis alumnas/os (sí, también había chicos) hubiese alcanzado mi grado, pero era imposible, sólo podían hacer pequeños detalles sencillos y aún tenía que retocarsélos.
Venga esos prendedores :)
Bueno, Teresa, ¡perdón por mi tardanza! Siento el retraso de mi comentario.
ResponderEliminarEspero que os haya aprovechado todo lo que os comisteis. Y los dulces de la mesita... mmmm, ese turrón de chocolate... ¡Yo creo que es que los vegetarianos somos golosos por naturaleza! Si tú me vieras comerme la miel a cucharadas...
¿Belén de cuatro pisos? O_O ¿Cómo lo hacías? ¿Ponías tablas? No te imagino a ti de bricolaje, jajaja. ¿Lo comunicabas con escaleras? ¿Cuánto medía de alto?
Y a la limpiadora... no la llames más. Eso sí, procura no contratar mano de obra inmigrante «altamente cualificada».
Quita, quita, todavía no se ha abierto el turrón ni la caja de bombones. Los de la cestita de mimbre siguen con su presentación, sólo los del montón con el lazo rojo han bajado un poco, pero muy poco.
ResponderEliminarNo somos de dulces y cada año me entusiasmo comprando :(
¡Incrédulo! La mesita y los estantes de vidrio del recibidor los instalé yo solita :)
Claro que hacía bricolaje. Y electricidad, que la iluminación del belén no suponía ponerle encima una guirnalda y listos, usaba varios cables, con empalmes. algunos, independientes otros por tratarse de distinta potencia y color.
Tenía dos hogueras, o sea bombillas que destelleaban como llamas.
De la fuente brollaba agua de verdad.
En cuanto a los pisos, ya he dicho que el emplazamiento varió de ubicación varios años. En este caso se trató de poner una puerta recogida de la calle sobre dos caballetes de mi taller, delante de la biblioteca.
Usaba los libros como base para, desde la mesa, ir escalando altura por aquí y por allá, hasta los estantes que, al estar vacios, me permitían montar el decorado.
Luego los recubría con periódicos y finalmente con musgo natural.
Usaba piedras, tierra, arena y ramas, nada de serrín ni arbolitos de plástico.
De alto medía un metro y medio aproximadamente.
Disfrutaba mucho porque construí una casa, cabañas, puentes, paradas del zoco, muebles...
Vaya por Dios, ¿y todo eso se lo cargaron los felinos?
ResponderEliminarLo del metro y medio era desde el suelo, pero evidentemente, empezada en la mesa de caballetes, a la altura de una mesa normal.
ResponderEliminarFue la gata quien estuvo haciendo los destrozos durante dos navidades, a la tercera renuncié porque el trabajo era bestial y me disgustaba.
El gato llegó más tarde y no tiene nada que envidiar a esa, todo lo destrozan.