Antonio Meño ha muerto después de 23 años en estado casi vegetal. Digo casi porque en la imagen se ve que sufría. Gritaba y lloraba. No era un vegetal insensible.
Mucho menos lo es su madre, rota de dolor ante la cruel perdida después de 23 años batallando, seguramente abrigando esperanzas que sólo una madre es capaz de cobijar.
Sólo una madre sueña con que su hijo amado se levante y hable a pesar de las odiosas palabras de los galenos, esos que han condenado a su hijo a 23 años de tortura para finalmente llevarlo a la tumba.
Una negligencia médica. Una más de las que ocurren constantemente. El chico entró en el quirófano para una rinoplastia, una simple operación del tabique nasal, pero la incompetencia del médico le destrozó la vida.
¿Saben ustedes lo que es el corporativismo? Está presente en todos los oficios, en todos los estamentos.
Este médico, como muchos otros, se ha ido de rositas ante su crimen porque esto se considera prácticamente como un "daño colateral", eufemismo muy en boga actualmente para definir la muerte de inocentes por el bien de algo más importante. ¿Y qué más importante para ellos que un compañero de profesión, igual o más inútil que ellos mismos? Recordemos: "Hoy por ti, mañana por mí." Da igual que sean políticos, banqueros, jueces o médicos, así funcionan todos ellos.
El dolor de una madre ante la perdida absurda de un hijo es inenarrable, pero más lo es cuando constata que el criminal se burla y queda impune, porque todos son criminales. Hasta los jueces.
Es un caso esperpéntico. Lo positivo que se puede sacar de un caso tan horrible es que ha quedado en evidencia como funcionan médicos, jueces y demás implicados en el tema.
ResponderEliminarQueda claro lo vulnerables que estamos cuando nos ocurre alguna desgracia, si no tienes poder.
Creemos que estamos protegidos, pero hay que luchar mucho para conseguir que se haga justicia, y muchas veces no se consigue.
A menudo cuando se sufre una pérdida por culpa de negligencias médicas: la vida, pérdidas de capacidades… no te quedan ganas de pedir justicia, porque no hay quien pueda hacerla, hay cosas que no tienen precio. Con lo cual muchas negligencias ni siquiera se denuncian.
En este caso han tenido fuerzas para pedir justicia y la respuesta ha sido esperpéntica. Está bien que se haya sabido, que se haya aireado.
Por otro lado, a veces, se escucha que los médicos son víctimas de denuncias con demasiada frecuencia. Siempre tendrán la defensa de sus compañeros como en este caso y aquello, que, aunque es cierto, se abusa bastante, de que la medicina no es una ciencia exacta.
No entiendo que nadie se someta a ningún tipo de intervención si no es porque no le queda otro remedio.
Meterse en un quirófano, que siempre tiene riesgos, por cuestión de estética, me parece que es ser muy poco aprensivo.
He tenido muy malas experiencias a mi alrededor, demasiadas, no hemos llegado a denunciar a nadie… Viendo este caso, hay poca gente que se pueda quejar por mal que le haya ido.
¡Ha sido horrible!
Ignoro si la rinoplastia fue debida a cuestiones de estética o de salud porque no olvidemos que una operación de nariz también contempla lo segundo por problemas respiratorios, pero aunque fuera por estética, el responsable de una vida que tiene en sus manos no debe entrar en el quirófano pensando en otras cosas como si fuera un dependiente de pastelería...
ResponderEliminarLa medicina es una ciencia pero tambien un arte. Para que un medico se bueno tienen que pasar dos cosas,que tenga un talento natural, algo que se da poco. O que dedique muchas horas y meta muchas veces la pata. Lo que le ha pasado a ese chico es una desgracia pero tambien un accidente, ningun medico va ha causar un mal a sabiendas.
ResponderEliminarA sabiendas no, pero sabemos que se toman su trabajo muy a la ligera, ahí tienes a Rosa y yo misma puedo confirmarlo, igual que muchísimas personas más.
ResponderEliminarNo son todos, que hay excelentes profesionales, pero desgraciadamente sí son muchos los que se toman su profesión como otra cualquiera, sin poner mucho interés en lo que hacen.
Este matasanos mintió en el juicio y sus compañeros lo taparon, ahí reside la culpabilidad, en mentir a sabiendas.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/10/30/madrid/1351624334_637403.html
Según el enlace que he puesto, primero el fallo fue favorable a la familia, luego a la clínica, obligando a los padres a pagar las costas que ascendian nada menos que a 400.000 euros.
Amenaza de embargo y la familia viviendo durante casi dos años en una tienda de campaña en la plaza Jacinto Benavente, frente al Ministerio de Justicia, para llamar la atención de su caso.
Pasó por allí un médico que había presenciado la operación pero no sabía de la situación de la familia. Se informó y se ofreció a declarar.
Ignacio Frade es el nombre de un médico honesto que dió un vuelco al penoso asunto con su testimonio y consiguió que la familia cobrara una compensación, algo necesario para mantener al enfermo.
No matan a sabiendas, pero sí con mentiras.
Es lo que comenta la Leona, que cometen una negligencia y luego no quieren reconocerlo en la gran mayoría de los casos, deberían de reconocerlo como mínimo y tampoco se entiende como cometen fallos tan elementales que pueden destrozar la vida de una persona, hablamos de personas con experiencia en la medicina. Lo peor es que hay muy pocas posibilidades de ganar cuando se interponen las denuncias puesto que es un estamento prácticamente intocable para el sistema, a parte claro de cómo se encubren entre ellos.
ResponderEliminarLa denuncia fue interpuesta contra la clínica, ha pagado la aseguradora y ya sabemos que a estas les gusta mucho cobrar las pólizas pero no tanto soltar la pasta cuando toca.
ResponderEliminarEs horrendo,y la de casos sin resolver que hay. Demostrar la negligencia no es fácil. Y cuesta un dineral. Papeles y buscar por donde sea para demostrar.
ResponderEliminarUn caso de mi ciudad fue muy nombrado hace años hasta que la carga emocional de una enfermera dió la razón a la familia, no podia mas y declaro en contra de su jefe.
Entre ellos no se delatan y no es porque se tapen es que suelen pensar todos igual que no pasó mas que los daños que pueden surgir de una operación. Y como firmas un papel de lo que pueda pasarte con eso se salvan.
Y otro medico ajeno al caso conseguir declare que si pueda ser negligencia es harto complicado.
Todos en un quirofano nos exponemos a salir vegetales o muertos aunque sea una tonteria. Se supone que una buena praxis y una actuación profesional mas el estudio del paciente debería bastar para atajar posibles complicaciones y con eso a veces no basta y si añades la incompetencia apaga y vamonos.
No hay cosa peor que tener una parada falte oxigeno al cererbro y no se reaccione en segundos, los daños son irreparables.
Ahora a esta pobre mujer la hecharán al olvido pero lo que ha pasado no se paga con dinero inclusive la pidieran perdón tampoco.
Por lo que tengo entendido la rinoplastia era por salud, pero da igual aunque fuera por estetica no hay derecho a que te pase esto.
Sí, papeles... Esto es lo que más procuran no usar. Por mi sordera y al ser un caso importante, en que tenía que saber qué me decían exactamente, lo pedi por escrito. Dejando aparte los horribles garabatos que me suponen tal que descifrar un jeróglifico egipcio, una vez leído me arrebataban el papel y lo rompian...
ResponderEliminarEs evidente que van con mala fe desde el principio, sean unos buenos y otros malos.
Eso de darte por escrito y luego quitarlo para romperlo es de muy mala baba, tienen obligación si pides un informe de dartelo por escrito. A mi me han perdido la historia completa en un cambio de centro a otro y aún siguen sin contestar a mi reclamación.
ResponderEliminarResulta ahora lo hacen todo informatizado y algunos médicos pasan de escribir hasta en el ordenador increible. Luego pasa lo que pasa.
Las obligaciones se las pasan por el forro.
ResponderEliminarEn un par de centros pedi las Hojas de Reclamaciones y se negaron, me dieron un simple folio fotocopiado sin valor alguno.
(Te estoy respondiendo al correo a lo de antes. Míralo dentro de un rato, que no he acabado. El asunto tiene tela marinera, chica)