domingo, 10 de marzo de 2013

Tarde dominical




Estas tardes suelen ser aburridas porque, a menos que a alguien profusamente conocido -léase mandamases varios- le haya dado un arrechucho o le hayan hecho una cara nueva, no hay novedad.
Claro que el resto de la semana tampoco suele haber nada interesante, así que me gusta ver a ese par de arriba la mar de panchos y felices.

Lo cierto es que tampoco me he aburrido porque he pasado unas horas agradables chateando con alguien. Todo iba bien, hasta que topamos con la Iglesia, ainsss...
Casi que me llama satánica, ¡uf!
Bueno, no ha llegado la sangre al río porque siempre es lo mismo, opiniones encontradas entre colegas. Sería muy aburrido que todos coincidiéramos al 100%, ¿no? Lo bueno que tienen los debates es el disparecer de opiniones en tal o cual tema y sobretodo, que todos seamos educados para charlar sin estridencias. He tenido suerte y por ello estoy contenta de las horas dedicadas a la charla.

Cambiando de tema, por aquí, hace unos días que el frío se ha ido de paseo. He tenido que patalear en la cama para tirar la colcha al suelo y ahora mismo, tengo la ventana abierta desde esta mañana. Cosas raras, oiga.
Tengo una foto de mi niño disfrazado en plan 'Lannister' (Juego de Tronos), pero no puedo ponerla porque me lo ha prohíbido. Lástima, porque está soberbio, con su melena que ni Jaime Lannister, la perilla y una mirada feroz, empuñando la espada y con la capa sobre los hombros. Cuando me acompaña en el Metro y yo consigo tomar un asiento, él se queda de pie aunque hayan asientos de sobra, y cuando llegamos a nuestro destino y viene a tomarme la mano para ayudarme a levantarme, es de risa ver las caras de la gente, ¡juas! Supongo que deben quedarse perplejos pensando "¿Qué tiene que ver esta mujer con ese fiero guerrero?"
En fin, es que mi niño siempre ha sido así desde que nació.



Esta foto la puedo poner porque es irreconocible actualmente. No tenía ni tres años aún, pero el nene me dió la tarde. Su abuela y yo lo habíamos llevado a hacerse la foto para un carnet de no recuerdo qué, y el angelito se negaba sistemáticamente. Yo dudaba, si le soltaba una bofetada sería peor porque saldría con la cara colorada y con expresión de vete a saber qué. Conque mientras mi madre intentaba parlamentar con él, el chiquitín no perdía detalle de lo que ocurría en la tienda, y cuando vió que la dueña regalaba a una clienta una gorra, dándole a elegir los colores, me cogió del brazo y me susurró sin voz "Si me dan una gorra como esas me dejo hacer la foto". Aquí ya estuve tentada de estrangularlo, pero había demasiados testigos en la tienda... ¡Juas! Le dije a la chica que venga, que le diera una gorra, que se la pagaba. Asunto arreglado, esa cara puso después de su tremenda extorsión. Eso sí, la gorra -que no me cobraron-, todavía anda por aquí, nueva, sin estrenar.

Pero eso de poner cara de duro es una constante.



Y ahora, ya adulto, asusta a quien no sepa que es un pedazo de pan, en absoluto agresivo, ni mucho menos insultador.

¡Olé mi niño!


4 comentarios:

  1. ¡Qué fotos!
    Tu hijo guapo,guapo. Tonto no es. Lo de la gorra es propio de todo un hombre de negocios.

    Las del gato con el pollo son geniales.

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    1. ¡Anda!, pues a ver si se entera de que es un crak de los negocios, porque de momento...

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  2. ¿Qué tal, Teresa?

    Buenas las fotos de tu hijo. Al ex director de mi instituto le pasa algo semejante: es un pedazo de pan tierno, pero tiene una cara de mala leche que echa para atrás. Y el día en que yo llegué al instituto (que entonces era director), lo recuerdo perfectamente con su cara de enfadado, diciendo: «Es que, en el recreo, al jor, ¡no va nadie!», pero así, con un tono como de dictador dando un discurso. Yo estaba asustado de su cara, no sabía lo que era el jor, y los que ahora son mis compañeros no cesaban de descojonarse entre ellos y de preguntarme si yo me masturbaba en mi tiempo libre, que ellos sí lo hacía. Vamos, que los comienzos son duros. Ahora ya conozco bien al ex director, sé que el jor es en realidad el Hall (Vestíbulo) y mis compañeros van a su bola.

    Por cierto, hoy es 11 de marzo de 2013. Nueve años se cumplen ya del terrible 11-M, uno de los (auto)atentados más terribles de cuantos han acontecido en el mundo en tiempos recientes.

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    1. ¡Ja ja ja!, buena anécdota. Suele pasar. Te enviaré la foto de mi hijo para que veas su habitual mirada feroz que le viene de nacimiento, pero después de esa foto, que se disfrazó para animarme, me dió un masaje con aceite perfumado para aliviarme los dolores de espalda. Un trozo de pan.

      Nueve años. Aún lo recuerdo. Estuve toda la mañana chateando con un amigo policía. Fue horrible. Él tenía familiares de amigos entre las víctimas. Todo era confusión y dolor.
      Estoy de acuerdo contigo: fue un autoatentado y algún día se confirmará a pesar de los intereses de hienas asesinas.

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