MÁS AMENAZAS

http://gangsta411.com/neta_association.h A ti te digo lo mismo que a eso dos cafres subcontratados, Tu domicilio particular ha sido mandado a: http://gangsta411.com/neta_association.htm

Este mensaje lo ha recibido mi amigo J. O. Noville en su panel de control de los foros El País a las 23:35 del martes. Hace dos días que alguien ha usurpado su personalidad en dichos foros. Ha estado haciendo pruebas hasta conseguir una suplantación prácticamente perfecta de su identificación, con la firma incluso del enlace que lleva a su blog aquí. Lo que el suplantador no puede modificar es el número de miembro, pero nadie se fija en esto, nadie lo mira. El atajo de cobardes que medran allí, protegidos de los moderadores, han seguido el juego entusiasmados, acusando a Noville de comentarse a sí mismo cuándo es harto evidente la diferente manera de expresarse. A mí me ha dedicado expresiones soeces, invitándome a esperarle en la cama. Sé quien es el autor. Sé todos los nicks que usa. Le denuncié a los moderadores hace días, dándoles la lista de sus identidades, harta de aguantar su acoso sexual, pero sigue allí. La colaboración de los moderadores, o como minimo, uno de ellos, es evidente al permitir la suplantación, pues yo intenté abrir una identidad con el nombre que ya usé allí antes y que me inutilizaron y el programa no me lo permitió porque "Este usuario ya existe". Clara y rotunda prueba de que la suplantación sólo puede conseguirse desde dentro, manejando los controles del foro. Con esta amenaza se ha llegado a un punto más que ilegal, pues el mensaje no lleva el nombre de ningún usuario, dato que apunta claramente a que ha sido dejado por un moderador, capaz de hacerlo sin necesidad de identificarse como hace el programa automáticamente cuándo cualquiera de nosotros envíamos un mensaje. La histeria que J. O. Noville provoca con sus intervenciones empieza a convertirse en criminalidad. No hay más que detenerse a pensar que si no tuviese razón con sus opiniones y denuncias, nadie se tomaria la molestia y el evidente peligro de hacerse pasar por un criminal, sólo por juego.