Solidaridad con Yoani Sánchez

. Cada vez más, los blogueros corremos peligro cuando nos empeñamos en hacer uso del derecho inalienable a la libertad de expresión. Quienes me conocen saben de mis vicisitudes desde hace tres años con un par de medios que no se han contentado con impedirme participar en sus respectivas plataformas, borrando mi blog y baneándome la IP, mientras en ellas, las jaurias me destripan, calumnian y difaman. No, han llegado a quemarme el disco duro en tres ocasiones. Uno de estos medios es El País y el otro, antaño fue de Recoletos, ahora comprado por Vocento, pero con los mismos trabajadores. Las mismas hienas. Y las mismas hienas son los blogueros que medran en ellos, esos que me persiguen, vaya donde vaya. Esos que enarbolan la excusa de que soy una insultadora y un troll. Excusa para tapar que les dejo con las vergüenzas al aire. Para ocultar que carecen de argumentos, que el único que conocen y usan es el del atropello y la mentira. A los socialistas no les gusta que les ponga el dedo en el ojo. Van con el puño en alto y la hoz en tu gañote. Lanzan vivas a Castro, a Chávez y al moro Muza. En todo el mundo existe riesgo para los blogueros que no tenemos miedo ni aceptamos amenazas, pero algunos corren peligro. En China y Rusia ya se han dado casos graves y en Cuba está a punto de pasarse de la agresión física a algo irremediable. Por esto me solidarizo con Yoani Sánchez y su blog Generación Y. Yoani fue detenida y agredida por agentes de la dictadura castrista el 6 de noviembre cuando caminaba acompañada por otros blogueros. A dos les hicieron marchar, pero a ella y a otro les obligaron a meterse en un coche donde les amenazaron y golpearon, siendo tirados a la calle posteriormente. Su marido, Reinaldo Escobar, se citó ayer por medio del blog con el oficial que golpeó a su esposa para hablar de ello. La cita fue una trampa. Había una multitud de personas esperándole para increparle y agredirle. Yoani acaba de subir otro vídeo a su blog mientras redacto esto, pero en él no se aprecia la agresión. Así actúan los dictadores. Con amenazas. Con terror. Echando encima a su jauria de descerebrados. .