Encendido debate generacional

La foto corresponde al día de mi bautizo. El primero por la derecha, arriba, es mi abuelo materno, Jaime. La única mujer es mi bisabuela paterna Nieves y a continuación de ella, el último de arriba, es mi tío Sisquet, entonces novio de mi madrina, en cuyo patio de la casa de sus padres se hizo la celebración.
El primero por la izquierda, agachado, es mi padre y a continuación está su tío Ramón. El último por la derecha es un amigo de mi abuelo, al que llamaban el 'bataner' por su oficio manejando los batanes. ¡Nunca supe su nombre!
A los demás no les conozco, a pesar de que mi madre anotó al reverso de la foto que hay un tiet suyo, pero no puso el nombre.
Sospecho que es el que está detrás del tío Ramón, bromeando con estrangularlo, pero no le conozco, no. Y sin embargo... creo que pueda ser el tiet Pepitu porque lo era de mi tío Sisquet al estar casado con su tía carnal.
Me contaron que me quería mucho y murió cuando yo tenía meses.

Bueno, pues que ha sido a raíz de esta foto y varias otras, en que mi hijo y yo nos hemos enzarzado en un largo debate.

Al verlas, mi hijo me ha preguntado si mi familia era de derechas... Criaturita. Después de decirle que hubo de todo, le he preguntado a mi vez el motivo de esta interpelación.

"Es que en todas las fotos van muy bien vestidos, con elegantes abrigos y sombreros" y ha añadido "Me has dicho que el padre de tu abuelo usaba bombín y esto es de ricos".

Inefable. Le he explicado que sí, que mi bisabuelo usaba bombín y era muy elegante, pero que su esposa, mi bisabuela, era María, la castañera, bien conocida en el barrio de Sants donde vivían y esto no es ser ricos precisamente.

No lo entendía porque está más apegado a la familia de su padre y sus proclamas comunistas. "Es que la familia de papá nunca ha vestido bien y han pasado muchas calamidades".

No se lo he negado porque así es, pero he intentado explicarle que no es lo mismo un pequeño pueblo andaluz perdido en la nada que una ciudad importante como Barcelona donde cualquier trabajador podía vestir bien, decentemente, sin ser rico.

El chaval ha ido exaltándose cada vez más y diciendo tonterías. Pacientemente le he explicado que uno de los hermanos de mi abuelo era todo un señor, de cuidado y retorcido bigote, al cual dedicaba horas para mantener sus guías en alto y que... su esposa era una chacha gallega.

¿Ricos que se casan con castañeras y chachas? Pues menuda colección hay en mi familia...

La puntilla ha sido con mi abuelo paterno. Heredero de un marquesado, renunció a todo, título y herencia, y se fue de su pueblo en Salamanca para no volver.

"¿Por qué?", me ha preguntado mi hijo. No lo sé, pero cuando se pudo votar por primera vez en años y fui a visitar a mis abuelos como tenía por costumbre, mi iaio me recibió alborozado y saltando en el reducido comedor de su casa, me cantó: "¡Al bote rebote! ¡Fascista el que no vote!"

Esto no le ha inmutado al chico, empeñado en las penurias de la familia de su padre. Lo tiene entre ceja y ceja y no hay manera de hacerle ver nada más.

Sí que ha saltado entusiasmado cuando le he explicado que otro de los hermanos de mi abuelo materno era de ERC y huyó a Francia uniéndose a la Resistencia.

Se ha alborozado tanto que he tenido que pararle los pies, con bastante mala leche, sí. "Mi tío abuelo Luis mató a mucha gente". -"¿Cómo?" -"Entraba en las casas con sus compañeros y... ¡Y por eso se fue a Francia huyendo entre las alcantarillas!"

Inútil. Ni cuando le he puesto imágenes de la Semana Trágica de Barcelona, con las iglesias profanadas y los ataúdes sacados al sol. Con las momias de las monjas apoyadas en la pared...

Ha querido rebatirme con las fosas comunes de la Desmemoria Histórica pero se ha atragantado al mostrarle una reciente donde las víctimas llevaban cruces al cuello y rosarios. "Toma, buscaban una cosa y se han encontrado con otra".

Rápido de reflejos, sólo se le ha ocurrido decirme que su novieta tiene una extensa colección de rosarios sin ser creyente, que se los pone como collares... "Una puta", he zanjado yo.