Cosas de domingo. 23/10/2011

(Pinchando en las fotos se agrandan)

Mi niña y yo hemos celebrado nuestra onomástica que tiene lugar con cuatro días de diferencia.

Curiosamente, el cumpleaños también es el mismo mes, en febrero, pero ahí ya nos separan más días.

Me metí en la cocina para hacer algo sabroso y fácil de preparar, una caldereta de pescado.

Arriba están los ingredientes, dos calamares, un rape en rodajas y gambas grises.

Omiti comprar mejillones y almejas porque sólo me gustan a mí y vale más no verles rebuscar en el plato, ¡uf!

Limpiar los calamares no lleva más de dos minutos. Se salan ligeramente, igual que el pescado y ambos se pasan por harina, metiéndolos cuando el aceite está bien caliente.

Hay que vigilar que no se queme porque primero el fuego ha de ser vivo para impedir que la harina se convierta en una papilla.

Lo mejor es alternar la pala con unas pinzas de hielo para buscar las piezas que nunca se dan la vuelta.

Las gambas las pongo después, ya que no me gustan muy cocidas.

El sofrito es mi secreto, je je je... Paso de rallar cebolla, tomate y zanahoria y de hacer caldo de pescado o poner una pastilla, que son horribles, compro sobres de sofrito congelado. Son para pescado, arroces y fideúa y sale estupendo.

Una vez añadido el sofrito, bajo el fuego para que se haga lentamente y tome el sabor.

Apenas media hora de trabajo, tres cuartos como mucho y he aquí el resultado:

Naturalmente, se puede hacer con cualquier tipo de pescado, incluso varios, pero preferimos el rape al no tener espinas. Es que somos muy cómodos, je je je...

¡Ah!, siempre he puesto un chorrito de vino de cocina Grand Chef, pero ahora no hay manera de encontrarlo por el barrio.

Incluso hay especias de toda la vida que tienes que buscarlas con lupa y candil. En su lugar está lleno de otras que usan los inmigrantes y que ni ganas de probarlas, no te vayan a estropear un plato.

Ya sé que soy reiterativa, pero la evidencia está ahí, no hay de lo nuestro porque ellos no lo usan y en los estantes del supermercado no cabe todo. Ellos primero, como siempre. Si no lo evitamos, nos tirarán al mar.