La Mujer de la Luna ha conseguido despertar conciencias una vez más. ¡Gracias, Guilgalad!
La serpiente ponzoñosa, la gaviota mortal, el ni carne ni pescado, ha recibido un mandoble de nuevo.
Pero no sólo él, ha arrastrado consigo a los fátuos que siguen a cualquier titiretero de medio pelo. Pobres ignorantes.
La Dama Blanca se siente orgullosa de lo conseguido. Pero sabe, ¡ay!, que no es suficiente. La lucha no ha terminado. La lid será larga, muy larga. Dura. Con caídas. Con víctorias como esta y otras anteriores, y vuelta a caer. Pero la confianza en la víctoria final jamás la perderá.
¡Por Guilgalad!
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