viernes, 12 de octubre de 2007

UN ADIÓS. Y...

Mi madre falleció el lunes. Mis amigos sabéis que hacía dos años que no me dejaban verla. Dos años en que he estado entre abogados, intentando recuperarla. He llegado tarde. Hay gente malvada. Y mucho. Unos se mueven por intereses, como mis hermanos a quienes sólo les preocupa la heréncia. Otros son unos desgraciados ávidos de venganza, como Patricia, la "dulce" blogger del Qué! que me puso en contacto con el primer abogado y a la que le faltó tiempo para darle a éste el enlace de mi blog cuando escribí en él lo defraudada que me sentía por su actuación, que en un año y medio aún no había conseguido nada... Éste "defensor" de la Ley renunció a representarme, sólo porque ella es cuñada de su socio y, habiendo aceptado hacerlo por ése motivo, cuando a la "señora" le cambió la luna -es una histérica de cuidado- a él le faltó tiempo para plantarme a una semana de la vista. A Juan Carlos y Patricia hago responsables de la perdida de mi madre. Ella se lo encontrará en su desgraciada vida y él frente al Colegio de Abogados. No temo denunciar a un abogado. Juan Carlos sabe que soy única recabando información y pruebas... Lo sabe de sobras.
Ahí dentro ha terminado mi madre. Ayer la deposité en el cementerio. La última vez que la vi, en el hospital, le dije que al día siguiente le darian el alta y nos iriamos a casa. Se puso muy contenta y empezó a decir lo que quería que comprase. Esa noche, por decencia, le comuniqué a mi hermano el alta... Y al día siguiente fue la bruja quien se personó en el hospital y se la llevó. Nunca me dejó verla. Siempre ponía excusas. Y pasaron dos años hasta que el sábado me urgió si quería verla, que se moría. Naturalmente, estaba sedada y no me vió. Lo que me revolvió las tripas fue verlas llorar, a ella, a la otra bruja de su hija y la no menos bruja de nuestra cuñada, ¡las tres que echaban pestes de mamá! Las que la odiaban por encima de todo y no se molestaron nunca en disimularlo. Pero claro, había que hacer el papel ante mossén Fredy mientras le administraba los Santos Oléos. O tal vez lloraban de alegría porque ¡por fin! podrán meter las zarpas en la heréncia. Eso sin duda alguna, que nada más cerrarse el nicho, ya me dijo ésa que tenemos que reunirnos los tres hermanos para decidir qué hacemos con el piso y la torre... Qué asco. Y por si no fuera poco, al volver a casa, descansa un ratito y corre para el hospital de nuevo. Mi madrina tiene cáncer. Se lo acaban de descubrir. Lo tiene extendido por todo el cuerpo, no hay solución. Diez años más joven que mi madre, su hermana. Hace un mes murió mi tío, también joven aún, hermano de mi difunto padre. Una enfermedad inesperada. Y el hermano menor está sentenciado si no llega un donante de corazón.
¿Como he de sentirme? No sé otros, pero yo mal, muy mal. Miro la imagen de aquí arriba y no me produce ninguna reacción. Sé que yo también estoy señalada, hace tiempo que lo sé, pero no pienso seguir los consejos del médico. Es una tontería. La muerte llega por donde quiere, como quiere y cuando quiere. Ya me encontrará cuando guste.

lunes, 1 de octubre de 2007

ARCO IRIS




He aquí mi querido Arco iris, regalo de mi Caballero. Me encanta ponerlo cuando estoy contenta y feliz después de haberlo pasado mal. Refleja el poder de la Naturaleza, de lo que jamás humano alguno, con todas sus mezquinidades logrará dominar ni someter. La alegría de sus siete colores inundan los sentidos de belleza y calma. Calma es lo que expresa después de caer la lluvia que ha estado azotando todo sin piedad entre negros nubarrones de oscuridad. Pero la lluvia se cansa por fin de machacar inútilmente; sale el sol y barre sin escrúpulos a las negras nubes de maldad. Y aparece el Arco iris en todo su esplendor y belleza para recordar a los humanos que nunca deben perder la esperanza, que el sufrimiento se acabará en cualquier momento.