viernes, 14 de junio de 2013

Bolinaga. ¿Hasta dónde?





El Colegio de Médicos de Madrid ha dado la razón a la forense de la Audiencia Nacional Carmen Baena, la cual sostenía que el asesino etarra podía seguir el tratamiento de cáncer desde la cárcel.

"El tratamiento habitual en la situación clínica del paciente es el prescrito en el hospital y reconocido por la forense, radiocirugía (o a veces cirugía) sobre las dos metástasis", explica el Colegio de Médicos, que añade que para ello el paciente "no permanece ingresado en el hospital durante toda la duración del tratamiento, sino que permanece en su domicilio y es ingresado puntualmente para los distintos actos terapéuticos". "Por tanto, y desde el punto de vista médico no parece que la recomendación de la forense -la posibilidad de tratar la enfermedad de Bolinaga en la cárcel- infrinja el código deontológico", afirma el Colegio en su acuerdo, fechado el 7 de mayo.

Esto ya lo sabíamos antes de que el Colegio de Médicos se pronunciara porque es pura lógica: la cárcel es el domicilio que le corresponde al estar cumpliendo su condena y de allí lo pueden trasladar al hospital cada vez que requiera tratamiento.
Es evidente, viendo al etarra ir de bares con sus compinches, que su estado de salud no es el que afirmaron para conseguir su excarcelación y todo fue una burda mentira sostenida por muchos.

Carmen Baena fue acusada por Jaiki Hadi, una asociación de apoyo a presos de ETA, de violar el Código Deontológico por sus declaraciones en contra de conceder la libertad al etarra, siendo esta acusación rechazada en el informe al sostener que el de la forense no expresa ninguna falsedad, siendo sostenido por el Colegio de Médicos.

La Fiscalía se basó en ese informe para oponerse a la libertad condicional de Bolinaga, que finalmente le fue otorgada el pasado 30 de agosto por el juez central de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis Castro, atendiendo a otros informes médicos que descartaban que su cáncer renal pudiera tratarse en la cárcel.

El flamante ministro del ramo se ha apresurado a declarar que la aplicación de la medida corresponde a los jueces, no al Gobierno.
Esto sería estupendo si realmente fuera cierto, pero vista la experiencia, va a ser que no. Porque, ¿qué hace el Gobierno? ¿Rascarse las pelotas, cuando en su campaña prometió mano dura con los etarras que se burlan de sus víctimas y de la sociedad en general? ¿Qué piensa hacer ahora, ante el informe del Colegio de Médicos de Madrid? Ya lo sabemos: nada. Lavarse las manos y mirar para otro lado. "Hoy por ti y mañana por mí". Lo habitual entre depredadores de la política.

He leído por ahí un comentario muy bueno: que Rajoy es igual a Zapatero, que como en una peli y se muere el prota antes de terminarla, se cambia de actor, pero el personaje es el mismo...
Me parece que sí y este es nuestro problema, tener siempre al mismo personaje, se llame como se llame.



5 comentarios:

  1. No cabe duda que los presos etarras son maneda de cambio en las negociaciones secretas. Veremos mas casos Bolinagas, aunque ahora todo parece parado a causa del desafio separatista catalán, todo el mundo está pendiente de como se resolverá el asunto del referendum o elecciones presbicitarias sustitutorias a finales del año que viene.

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    1. Efectivamente, son moneda de cambio, se nota demasiado. Bolinaga no es el primero ni será el último.

      El separatismo catalán se está desmoronando como lo que es, un castillo de arena. No me preocupa en absoluto, le dedico lo indispensable para barrerlo con unas olas.

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  2. Jo, veo en la foto que "Bolimata" tiene la cabeza rapada como yo, pero mi cabezón es más hermoso que el suyo, mejor proporcionado, e incluso lo de dentro lo tengo mejor amueblado que él porque el fanatismo es una desviación mental muy peligrosa.
    De acuerdo con ustedes, buena gente, este indidividuo siniestramente grotesco o grotescamente siniestro debería estar en la cárcel. No soy partidario del "ojo por ojo y diente por diente", pero no puedo evitar una reflexión: A Ortega Lara no le hubiesen dejado salir a curarse a casa o al hospital.
    Feliz día!... sin energúmenos armados.

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    1. Este era el carcelero de Ortega Lara y cuando fue capturado ne negó a decir su paradero. Al hacerle ver que moriría de hambre por haber quedado abandonado, el miserable respondió que era lo más justo que merecía.
      Y no habló, no, fue encontrado porque lo buscaban como locos.
      Ahora va haciéndose la víctima y exigiendo "trato humanitario". ¡Miserable! Él y quienes le apoyan. Hienas sarnosas. Ratas de alcantarilla.

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    2. Es un patético espantajo para vergüenza y cabreo de los buenos vascos que no admitimos ni admitiremos jamás la violencia venga de donde venga.

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