sábado, 1 de junio de 2013

Medio melón secuestrado

Tontanécdota del sábado. Las peripecias de medio melón secuestrado por el supermercado DIA.

Esta mañana he salido, monedero en ristre, a comprar un par de cosas. Primero me he detenido en la frutería y he comprado medio melón. No soy buena cliente por aquello de escasear la pasta, pero me conocen lo suficiente y el encargado siempre me obsequia con unas tajaditas de melón y de sandía para probarlos. La dueña tiene cierta mala leche, pero es potable.
Cerca está la bodega donde compro, pero al ser tan barata, había dos colas hasta la calle, así que he ido al mercado, esperando que se redujera la afluencia para cuando volviese.
En la tripería he pedido cuatro corones (tripas de cordero), a 0, 60 euros cada una. Tenían cinco, así que me han preguntado si quería esa también y he accedido. Total, cuando las fríes se quedan tan diminutas que... Pero están muy buenas, me encanta la tripería.

He vuelto a la bodega y nada, la cola era mayor, así que he preferido ir al supermercado para comprar unas latas. Ya sabía que serían más caras, pero estaba cansada, deseosa de volver a casa.
He dejado la bolsa de tela de la compra en una taquilla y he entrado con el carrito de plástico del súper. No es el supermercado habitual, yo siempre he comprado en Caprabo, pero dicen que el DIA es más barato, así que, las cosas como son.

Para no molestar en el pasillo, he dejado el carrito al final, junto a otro usado por el establecimiento para reponer y he ido a por las latas. Qué pesadez, todos los packs de encima estaban incompletos, así que he tenido que separar dos, coger lo que quería, y volver a colocar los otros donde estaban. Por el rabillo del ojo veía al segurata pendiente de mí -tengo visión periférica-. Está tonto este, pensaba yo, si cree que voy a dejar los packs incompletos sobre la otra estantería, junto a otro producto, mezclandolos, y olvidarme de ellos. Nada más volverlos a su sitio, me viene él trayendo mi carrito. "Gracias", le he dicho con una sonrisa. Pero al inclinarme a dejarlo en la cesta, ¡ay, qué daño! Se ha interesado y le he explicado que tengo la columna hecha polvo. Sólo seis latas ya suponen mucho peso para mí si tengo que inclinarme con ellas.

He ido a la caja y nada, ese hombre no me quitaba el ojo de encima. Me ha llamado a otra caja donde la cola era más corta. Yo que gracias nuevamente. 
Cuando la cajera atendía al cliente delante mió, he avanzado para abrir la taquilla y sacar mi bolsa, con la finalidad de meter mi compra en ella, ya que ahora las bolsas de plástico son de pago y prefiero la mía de tela fuerte que, además de ser más cómoda, evita residuos.
Pues señor, que cuando la cajera me ha visto con la bolsa, ha puesto mala cara y me ha pedido verla. La he abierto, claro. No tienen derecho, lo sé, legalmente no, pero si cuela, cuela.
Al ver el medio melón se ha convertido casi que en un agente de narcóticos, ¡uf! ¡Menuda ha armado! Ha palpado el paquete de las corones, constatando que no era un producto suyo, pero yo me he ciscado mentalmente, porque si en vez de ser tripas son huevas de gallina o de pescado, me lo espachurra la burra esa.
He intentado explicarle que la bolsa estaba en la taquilla, que no había entrado con ella, pero estaba decidida a llevarme a la cárcel, ¡por Tutatis! Ha llamado a otra empleada, preguntándole si tenían mitades de melón. Han venido dos, una se ha llevado mi pobre tubérculo frutal para analizarlo y a la otra le he dicho, harta, que llamara al segurata.
En eso que veo a mi lado a otro cliente defendiéndome. Era Mustafá, el marido de mi amiga Djamila. Nos conocemos desde hace un montón de años, desde que nuestros respectivos hijos eran niños, en el colegio, y nos tenemos mucho aprecio mutuamente porque les ayudé mucho con las ayudas escolares cuando presidía la APA.

Aquello se había convertido en un circo. Mi pobre melón pasó de mano en mano allí dentro, fuera de mi vista, lo traían y se lo volvían a llevar. Lo acababa de comprar fresco, impoluto, y me lo devolvieron machacado...
Pensé en ir a la frutería, que está en la esquina, y traer al encargado para que los pusiera firmes. Estaba segura de que lo haría. Pero llegó el segurata y fui yo quien le interrogó a él. "¿Verdad que yo no llevaba esta bolsa dentro del supermercado?". Rotundo "NO". Además, me había visto en la cola de la caja y me redirigió a otra, así que sabía perfectamente que no llevaba el melón en ninguna parte.
Finalmente me devolvieron la fruta. La encargada dijo que no, no tenían mitades de melón. Pagué las latas y la cajera me tomó del brazo, pidiendo perdón. Se lo concedí, pero pensando en no volver más a semejante antro.

Comprendo que hay muchos hurtos en los supermercados, pero sé que los precios ya los contemplan, ya que esas latas me habría costado el  pack en la bodega unos dos euros, mientras que allí, en el DIA, me costaron casi el doble. Y yo que lo hice por llegar antes a casa...
E insisto en que no es legal registrar las bolsas de los clientes y esa tonta podría haberse dado cuenta de que la cagaba al permitirle hacerlo al instante porque si hubiese robado el melón, me habría negado de todas todas y con la ley en la mano, ellos no podían obligarme. Ni podían llamar a la policía, nada.

La empresa DIA debería aleccionar mejor a sus trabajadores porque Caprabo y Condis, a pesar de que he visto pillar a hurtadores, no montan estos circos, van a por ellos dentro, al haber visto por las cámaras que ocultan artículos en sus bolsillos o bolsos de mano. Una vez fuera de la caja no se puede probar y yo estaba fuera de la caja, cogí mi bolsa de la taquilla, en la entrada. Que esa empleada no se diera cuenta de que al pasar por caja no llevaba ninguna bolsa y ésta apareciera al coger las latas, fuera de la caja, dice muy poco de su profesionalidad.

Desde luego, no vuelvo al DIA de ninguna manera. Allá ellos.

21 comentarios:

  1. ¡Qué situación tan desagradable, tan innecesaria y tan injusta!
    ¡Siento que hayas tenido que aguantarla!
    Toco madera. No me ha pasado hasta ahora nada parecido. No sé como hubiera reaccionado.

    En un Eroski que hay cerca de casa, alguna vez han llegado a comentar que tienen que estar muy pendientes para que la gente no se lleve cosas por la cara.
    Una vez estaban vaciando una bolsa con cosas que le habían quitado a "una cliente" que se las llevaba sin pagar cuando llegué a la caja y aluciné porque no era medio melón precisamente. Eran cosas de capricho: tartas heladas, marisco ... no lo recuerdo con exactitud, pero eran productos caros.

    No era robar por supervivencia precisamente.
    Yo me sorprendí al ver lo que había dentro, pero comentaron que la gente roba cosas de ese tipo.

    Que te hayan estropeado el melón y te hayan hecho pasar ese mal trago es como para reclamar en algún sitio. No sé si hay atención al cliente en el DIA o algo similar. Me parece un atropello y una humillación que no tienen porque hacer pasar a nadie.
    Desde luego se quitan las ganas de volver, pero si lo tienes cerca te puede venir bien entrar en algún momento.
    No sé si esa empleada durará mucho tiempo, porque si tiene la costumbre de tratar así a los clientes, no creo que sea a la primera que lo hace, la gente protestará y dejará de comprar ahí.

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    1. Gracias, Rosa.
      Me lo tomé con filosofía porque siendo inocente, no tenía más que dejar la bolsa allí, ir a la esquina y volver con el encargado de la frutería que va uniformado. Afortunadamente sirvió de algo un segurata intentando ligar conmigo, je je je...
      Pero sí que resulta desagradable que te acusen de hurtar y ser foco de todos los clientes, con varias empleadas alrededor, como impidiendo que huyas, por esto Mustafá se metió en la conversación.
      El medio melón apenas me costó un euro, así que fíjate tú, ¡qué robo!

      Cuando voy a Caprabo (Eroski), si no llevo compra previa, entro con la bolsa, ya que es absurdo dejarla vacía en una taquilla, y al pasar por caja la vacío completamente, ya que he metido dentro los productos. Pero hay muchos hombres y jóvenes con mochilas que no se molestan en mostrar y las cajeras no se lo piden.
      Este supermercado -Caprabo-, fue antes la discoteca Dragón Rojo y conoszco el establecimiento como la palma de mi mano por haber trabajado para la empresa, bordando el dragón en los uniformes de los seguratas y haciendo carteles para la barra. Sé que lo que antes eran los servicios de señoras, ahora es la oficina, y en ella tienen monitores de circuito cerrado, por ello, si alguien hurta, van directos en los pasillos y los llevan a la oficina. Todo muy discreto, sin montar un circo.
      He sido testigo varias veces y los pillado no se niegan, no abren la boca. Obvio.

      No quiero reclamar, la cajera me pidió perdón y no vale la pena perder más tiempo, con no volver y comentarlo con las vecinas es suficiente. También se lo contaré al encargado de la frutería y la voz correrá... ;D

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  2. la gente está robando a saco, pero es logico hay mucha necesidad, así que cuando vas a comprar ya te miran raro, sobre todo si no eres habitual. Aunque seguramente los que mas roban son los habituales.
    JV

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    1. No estoy de acuerdo, JV, mira lo que dice Rosa, roban productos caros, nada de primera necesidad. Y yo he visto "invitar a acompañarles" a mujeres jóvenes, bien vestidas, maquilladas y perfumadas, con bolsos y zapatos de piel. No, no se roba por necesidad, sino porque se está acostumbrado a hacerlo, por delincuencia.

      Tampoco podemos negar que un padre o madre de familia se meta un paquete de arroz en el bolsillo del abrigo, pero estos son los menos porque su aspecto siempre despierta sospechas. Ahora, las grandes cadenas ya tienen hecho el perfil de hurtadores: cuando más bien vestidos y aparentando opulencia, esos son los ladrones de productos caros en un húmilde supermercado de barrio.

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  3. Menudo rollazo
    Eso que te ha sucedido no interesa a nadie, a pesar que siempre tienes tus acólitos que te aplauden. En fin, relatos de cuentos chinos. Cuando no se tiene nada que hacer, se explican chorraditas

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    1. Explico lo que me da la gana, que por algo el blog es mío. En cambio, tú no tienes ninguna obligación de amorrarte a él como un borracho al cartón de Don Simón.

      ¿No crees que haces el ridículo? No, claro, los trolls sois así, creyéndoos una maravilla por mear y cagar en espacio ajeno sin que se sepa cómo os llamáis ni qué jeta tenéis. ¿Y...? ¿Os provoca un orgasmo ver publicadas vuestras cagarrutas desde el anónimato?

      Menudos enfermos, dignos de lástima.

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    2. Menudas sandeces suelta el anónimo en cuestión, cómo se entromete donde no le llaman.

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    3. Ha venido otro y no se lo he publicado. Qué manera de hacer el tonto, creyendo que son muy chistosos.

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  4. Esta anécdota da pie a crear un debate social, así que el anónimo carece de razón al considerar que no interesa a nadie.
    Trabajo en un Condis y Leona tiene razón, hurtan más los bien vestidos que los pobres. Cosas caras, caprichos. Nosotros no acorralamos a los clientes por una simple sospecha, en las cajas existe buena educación, ya saben, el cliente siempre tiene la razón, pero vigilamos y atrapamos a cacos. Nunca oponen resistencia al ser conscientes de su hurto y basta la vergüenza de ser atrapados con las manos en la masa.
    Buena entrada. Creo que deberían haber más como esta para diferenciar empresas ;-)

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    1. ¿Jonhatan? ¿Condis? ¿No serás tú mi abanderado del cole? Je je je...

      Perdona, igual no, ya vino anteriormente alguien que pensé era un conocido por su nombre y apellido, pero resultó que no.

      Gracias. Es verdad que no hay nada como contar las cosas con pelos y señales para dejarlo claro y el DIA no parece muy puesto.
      Ahí tienes otra anécdota del mismo establecimiento: fui con sólo monedas. Quería leche. Entré y miré los precios -siempre por esto de que el DIA tenga fama de ser más barato-. Encontré una marca de leche con el precio, abrí el monedero y conté y reconté mis monedas. Justo. Exactamente justo.
      Contenta, fui a la caja y pedí perdón por pagar con monedas, extendiéndolas todas, una a una, ante la cajera.
      Ésta las fue metiendo en los compartimientos de la caja sin más, y finalmente me dice que faltan 40 centímos.
      Aluciné. Venga, niña, que he contado y recontado las monedas en el pasillo, precisamente, porque no tenía nada más.
      Pues insistió en que faltaban 40 centímos y yo que no, que ya se lo había dado todo.
      Vamos a ver, en la panadería, la frutería, la bodega, el mercado... no cogen el dinero y lo guardan hasta haberlo contado delante tuyo y dar el visto bueno. Incluso hay establecimientos avisando en la caja que compruebes el cambio antes de salir.

      Lo del DIA es de traca. Inútiles dándoselas de policías de medio pelo.
      En esa ocasión -la primera-, la cajera de ese día acabó aceptándo mi palabra -aunque a regañadientes-, y pude llevarme la leche. Pero no volveré nunca más porque su personal es un peligro para el cliente.

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    2. Eso que te ha pasado con el medio melón en el supermercado es más que patético, una falta total de profesionalidad, además te pidió que le enseñaras la bolsa donde tenías el medio melón, ante lo cual no tienes obligación de enseñárselo porque si la llevabas de fuera y la metiste en la taquilla era obvio que no llevabas un producto del supermercado en la bolsa y todo ese espectáculo por haberte negado a comprar una bolsa de las que ellos venden(que antes no se cobraban). La anécdota de los 40 céntimos es de chiste, al parecer la cajera no contó las monedas cuando las introdujo en la caja y luego te dice que faltan 40 céntimos, pero ¿Qué sentido tiene esto?, su obligación es contar el dinero, si no lo hace no puede reclamar a un cliente, es un fallo de la cajera y además grande, estaría pensando en las musarañas.

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    3. No sabes lo que les costó comprobar que ese día no tenían mitades de melón a la venta. Y eso que la sección de frutería está allí, al lado de las cajas, es lo primero que encuentras al entrar.
      Alucinante, ¿pensaban que yo había cortado y envuelto en film plástico el melón? o_0
      Y venga llevarlo y traerlo con una mano, marcando el pulgar en la pulpa, hundiéndola.

      Desde luego, la manera de cobrar es nefasta al ir guardando las monedas en cada compartimiento, en vez de contarlas antes. Si las hubiera dejado allí encima, se podría comprobar fácilmente. Además, mientras las metía iba hablando con la cliente que me seguía, que le preguntó algo. Detesto que hablen con otros cuando me atienden a mí, a veces he tenido que interrumplirles agitando la mano delante de su cara porque quería decir algo, pedir un artículo encerrado en una vitrina, antes de que cerrara la operación dándole a la tecla del total. Infumables.

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  5. Divertida la anécdota cuando se cuenta, que no mientras se sufre, pero divertida por la serenidad e ironía con que la narra, sabiendo hacer de una vivencia cotidiana un relato ameno e incluso carcajeante. Esto no podrá entenderlo nunca una persona vulgar y mucho menos resentida, una piltrafilla moral, usted me entiende.

    He visto a los empleados salir como locos detrás de un choricillo que se llevaba algún producto oculto entre sus ropas, insultándole como energúmenos. No me pongo del lado del ratero, aunque simpatizo con él más que con estos monicacos, pero comprendo que es ilegal lo que hace y punto, sin embargo tenía que haber una medida en el comportamiento de los "currelas" Les va la vida en ello?... Les pagan una comisión por cada ladronzuelo que pillan?... Les ponen una medalla?... Forman parte del comité de empresa?... A partir de aquí surgiría un interesante debate, pero nuestra experiencia nos dice, Doña Leona, que la basca no está por la labor en esta materia.
    Feliz día!

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    1. No crea, también me divertí mientras sufría el atropello, puesto que al ser consciente de mi inocencia, si iba en busca del frutero -repito que estaba a pocos metros-, habría machacado a esas palurdas con su metro ochenta o noventa y su uniforme. Porque, ¿acaso iba a negarse a apoyar a una cliente habitual, sabiendo que él acababa de venderle el medio melón hacia unos minutos? Si lo llego a llamar se las come con patatas, je je je...

      Claro que le entiendo, amigo mío, las piltrafillas son eso desde que nacieron y nunca llegarán a algo potable.

      Exactamente, como he dicho anteriormente, en mi artículo, las empresas ya cuentan con los hurtos, subiendo el precio de los productos, así que esos trabajadores que se las dan de "agentes de narcóticos" son sencillamente ridículos y patéticos.

      ¡Buen día y buena suerte!

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  6. Hello!
    He terminado ahora la clase con ordenador realizando un trabajito sobre "mi artista favorito", he elegidio a Spencer Tracy.
    Los empleados a los que me refería yo en concreto era a los del Mercadona. Desde luego, aunque la cosa es habitual, supongo que les pasa a muchos clientes, da para un skecht o cortometraje muy divertido, o para una secuencia dentro de un largometraje. Con una mortadela se hizo una película muy divertida, la famosa peli La Mortadela ( siento no recordar al director ) en la que el personaje protagonista ( Sofia Loren ) se encuentra con que no la permiten pasar una mortadela por la aduana de un aeropuerto de Estados Unidos. No recuerdo el resto de la trama, pero si recuerdo que me reí mucho.
    Efectivamente, hay seres negativos o cascarrabias o tontos de baba simplemente que sólo entran en los blogs para descalificar, como si esa manera de "autoafirmarse" en su mediocridad fuese lo único interesante que saben hacer.
    Me voy para el barrio, mañana nos vemos!
    Buen día!

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  7. Je je je... El director de La Mortadella fue Mario Monicelli y el productor, Carlo Ponti, marido de la actriz. Y tiene usted razón, con cualquier cosa se puede hacer una trama muy divertida, incluso trágica, como pude ver en no recuerdo qué película donde los documentos secretos eran pasados dentro de un calabacín que transportaba un aldeano asiático en un tren y que mientras estaba dormido, un niño lo toqueteaba hasta sacar el papel, dejando al soldado de ojos rasgados con ellos como platos y... Mejor no seguir.

    Los seres negativos nos deparan bastantes risas, amigo mío, precisamente, por ser tontos de baba.
    Admito que cuando entré en la red solían acongojarme por la falta de experiencia y su sistemático acoso, pero después de tantos años, mis carcajadas se oyen desde Marte, ¡juas juas! Payasos ridículos.

    Hasta mañana.

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  8. El pedrusco dormido4 de junio de 2013, 23:53

    No he tenido contratiempos en DIA. Aquí son franquicias y cada uno es regentado por su responsable. Sí los tuve en otro súper más emperejilado. La primera vez en el vestíbulo me hicieron enseñar el bolso. No había comprado nada porque acompañaba a una amiga y charlaba con unos amigos a los que me acababa de presentar. Todo un número desagradable. Me prometí que no me lo volvían a hacer. Así que en otra ocasión en que entré de forma rápida a comprar algo muy concreto y que no había me hizo la cajera enseñar el bolso. Le dije que SÍ me importaba enseñarlo y que no lo abría. Llamó al encargado, me amenazó con llamar a la policía y le dije que de acuerdo, que llamara. Vino la policía y me dijo que estaba en mi derecho de reclamar. Me pidieron que les enseñara el contenido: el monedero, la polvera, la barra de labios, el pañuelo y las llaves. Tal cual. Y era una bolsa de tela, de verano. Volvieron a decirme que hice bien. el encargado echaba huno, que si muchos robos, etc. Y yo, con toda calma, que no tenía acceso a MI bolso. No volví.

    con el tiempo supe que en esa cadena habían tenido problemas con las cajeras porque ELLAS no querían hacer lo que no era legal. A alguna la despidieron pero debieron readmitirla después de un tiempo y de algunos juicios.

    Se desconocen los deberes y los derechos. Y es una pena.

    :) El pedrusco dormido del todo


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    1. ¿Te hicieron enseñar el bolso en el vestíbulo? De traca. Lo siguiente será seguirte a casa y cuando abras la puerta, empujarte a golpes...
      Encima en la otra ocasión tuvieron la desfachatez de llamar a la policía. Claro, los agentes se personan por lo que pueda ser y quien queda mal son los empleados, por necios y prepotentes. Vaya manera de hacer el ridículo cuando a ellos ni les va ni les viene.
      En Caprabo y Condis apenas miran si yo misma les enseño una bolsa con medicamentos de la farmacia por ejemplo (hay cosas que no dejo en la taquilla porque las roban, que esta es otra). En fin, que sólo en el DIA se han comportado tan mal.

      Obligar a las cajeras a hacer algo contrario a la ley debería estar castigado, lo fastidioso es que encima haya juicios aunque los ganes y ellos pierdan. Menuda necedad y ganas de perder el tiempo y el dinero.

      Je je je... anoche yo estaba más dormida que tú porque ya roncaba cuando viniste :)

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  9. Hace ya más de 4 años que no trabajo en seguridad, así que... Puede que ande desfasada. Pero te diré que tienes razón en que lo que más roban son cosas caras. Al tipo que se mete un paquete de arroz en el bolsillo no le decíamos nada. El paquete vale un euro, y obviamente lo necesita. Sin embargo, siempre robaban caviar, jamón 5j... Vamos, que no les bastaba un paquete de espaguetis. Y un clásico era el de "Las chicas de oro". Viejas con abrigos de piel que asaltaban las perfumerías en grupo, y mientras un par mareaban a las dependientas, una tercera se llevaba el Chanel... Así que, la cajera, bien torpe. Por cierto, los que más roban en supermercados son los propios empleados, como curiosidad.

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    1. Ay, las abuelitas ladronas... En un bazar de esos de mil cosas, vi a una venerable ancianita de aspecto húmilde coger un pequeño monedero, quitarle el plástico, meter dentro sus llaves y un pañuelo, y salir por caja diciendo que no llevaba nada, agitando el monedero.
      Me quedé tan sorpendida que no te lo puedes imaginar. Obviamente, el hurto costaba 0,60 euros -fui a mirarlo-, una tontería, pero claro, más como esa diariamente y...
      Pero las "Chicas de Oro" tienen tela, ¡uf!

      Sí, los empleados roban a manos llenas. Mi hija tuvo un novio que trabajaba en un súper de Barcelona y lo contaba, que se traía productos de afeitado y alguna cosilla porque "todos lo hacen"... Ah, y en todas partes, que una familiar, auxiliar de enfermería en un hospital, tal que igual: "Todas lo hacen, así que no voy a ser yo la tonta". Se refería a zumos, servilletas de papel, gasas...
      Luego no nos llega la economía pública y no se dan cuenta de que ellos, los ciudadanos, son tan chorizos como los políticos. Debe ser por eso que sólo se quejan de los de signo contrario porque si lo son del propio, les disculpan o callan.

      Ese patético "Todos lo hacen" es letal. A mí no me vale, no hago lo que hagan los demás, tengo mis propias convicciones, me niego a dejarme llevar como un borrego.

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  10. Hola!
    Cierto, los que más roban son los empleados, y en hostelería cualquier empresario te dice que no hay camarero que no le haya robado, unos con más discreción y otros con menos. En la Iglesia los que roban son los curas y en política los políticos. Cada gremio goza de unos altos niveles de honradez, y claro, si se le ocurre a un choricillo participar del botín se lleva todas las hostias, todo el corporativismo y todo el peso de la Ley cae sobre él.
    Lo de las "chicas de oro" es la nota pintoresca, directamente relacionada con esta España nuestra de "Los ladrones somos gente honrada", los "bandoleros generosos" o "Luis Candelas", un bandido madrileño que murió en el garrote vil y jamás cometió un delito de sangre. El pueblo le adoraba pero las autoridades le odiaban más que los del Mercadona a los chorizos "que les quitan el pan" Entraba en casas de ricos y hasta se disfrazaba de mujer para robar. No entiendo como todavía no se ha hecho una serie televisiva con Luis Candelas.
    Buen día, buena gente!

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