viernes, 29 de abril de 2011

Juzgados, esa cosa inútil...


Ciutat de la Justicia de Barcelona-L'Hospitalet de Llobregat

Esta mañana (jueves) he estado en uno de estos edificios. Recibí una citación para declarar, pero sin que especificase el motivo, ni siquiera en calidad de qué. Obviamente, si ni siquiera sabes a qué se refiere, causa perplejidad y malestar.
Sobre el caso en el que se trabaja ahora no podía ser, seguro, todavía no está preparado y no he autorizado ninguna acción. He cambiado de abogado, precisamente, porque el saliente no había hecho nada desde enero. Había pasado por el quirófano, pero claro, no me informó, así que al recibir la citación busqué a otro que en el pasado me asistió de oficio y del que quedé muy satisfecha.

Antes de que el saliente le diése la venia al entrante me hizo un último servicio: buscar el expediente por el número para saber de qué caso se trataba. La sorpresa fue que, según el letrado, es un caso archivado, de hurto, con el nombre de una persona a todas luces italiana. El letrado saliente insistió en que debía tratarse de un error, pero aún así, el entrante me dijo que debía presentarme al estar citada.

Sintiéndome hartísima por tener que hacer un viaje que suponía inútil, allá que he ido, a visitar las colmenas, como yo las llamo, aunque no se refiere precisamente a la laboriosidad que reina en ellas...

No había error en la citación, aunque sí en la información del abogado saliente. No se trata de ningún hurto ni de ningún italiano, es una denuncia que puse yo misma en 2007 contra una persona que me acosa en Internet.
Al cabo de cuatro años me citan para que les dé información. Cuatro años, y encima no me dicen absolutamente nada al citarme, con lo que, obviamente, no llevaba encima el abultado dossier que ha ido creciendo con el paso de los años.

Glorioso. ¿Ahora tendré que esperar otros cuatro años más para que vuelvan a citarme? Y como no te dicen de qué caso se trata, ¿tendré que cargar una maleta con todos los documentos que tengo, entre un caso y otro?
¿Qué manera de trabajar es esta? Así no es raro que los delincuentes campen a sus anchas, la Justicia es un juego de Monopoly.
Es completamente inútil si no se aplica a tiempo. Recordemos la cantidad de casos en que se ha encarcelado al cabo de nueve o más años a personas que no volvieron a delinquir, completamente rehabilitadas, habiendo rehecho su vida y formado una familia. Un tirón de bolso en la juventud, sin más consecuencias, los leguleyos inútiles y gandules lo convierten en una familia destrozada.

Esta llamada pomposamente 'Ciutad de la Justicia' es una burla extrema. Ha costado millones de euros, tirados lástimosamente a la basura porque allí sólo trabaja el personal de limpieza.

Cuando puse esa denuncia en 2007 yo no era nadie más que una internauta cuyas opiniones molestaban, y sin un céntimo. Puse la denuncia por mi cuenta, sin contar con un abogado que moviése nada. Ahora, mis opiniones siguen molestando, pero ya no soy una anónima internauta y cuento con medios para que actúen abogados y procuradores.

Aviso para navegantes. Más de uno y más de dos van a tener que afrontar la cárcel por calumnias.

4 comentarios:

  1. De que nos extrañamos el descontrol no es solo en justicia, todo funciona asi en España

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  2. Exactamente, TODO.
    Y por ello es hora de hacer limpieza.

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  3. Me he quedado pasmado con la foto de esa Ciudad de la Justicia. ¿Cómo puede existir tanta corrupción con tal ciudad?. Bastante sería con que aplicasen la Ley. Lo de la Justicia es una nube.

    O sea, si hubieran tenido intención de seriedad, le hubieran llamado Ciudad de la Ley. Porque la democracia es el Imperio de la Ley. Y si la Ley es defectuosa, se cambia.

    Pero al Imperio de la Ley, con todos sus defectos, le tienen miedo. Es mejor el eufenismo de la Justicia.

    Porque así, "YO, que he dedicado mi vida al servicio del pueblo (je, je), es justo que trinque algo, porque me votan, porque me lo deben.."

    ¿Porqué no llaman a esoe engendros Ciudad de la Ley?

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  4. Sí, ¿verdad, Bucan? Te deja ojiplático, turulato perdido, ver semejantes edificaciones que no sirven para nada más que para trincar los de siempre.

    El personal sigue trabajando a su ritmo habitual: llegas al juzgado que te toque, subes a la planta designada, te identificas ante el mostrador correspondiente y... ves como el funcionario/a que te atiende se va allá al fondo y, sin ninguna prisa en buscar tu expediente, se pone a charlar con esta y aquella -los gestos son inconfundibles- sobre lo que le duele la muela, que no le gustó nada el peinado que le hiciéron en la pelu... etc.

    Así se trabaja en los juzgados, a ritmo de peluquería de barrio, con la salvedad de que de la pelu sales el mismo día, te guste o no lo que te han hecho.

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