miércoles, 3 de mayo de 2017

Otra charlotada de la GENE


De izquierda a derecha, el cónsul de España, Cándido Creis, el alcalde de Miami, y el "sacamantecas" de la Generalitat catalana


Todavía no nos habíamos recuperado de las risas de que Puigdemon anulase una visita oficial a Marruecos al no tener intención de recibirle nadie, que va ahora el vice y nos hace atragantar otra vez de jolgorio. Y vergüenza ajena, como siempre.

Oriol Junqueras ha ido a Miami para renovar la colaboración entre sus puertos. Los tres principales puertos de crucero del mundo se hallan en Florida. El cuarto, en Europa, es el de Barcelona.
Hasta aquí bien, ya se sabe que ha de ir alguien de los robaperas, les encanta viajar a costa de los catalanes. Claro que siempre van los mismos, los que se mueren por darse importancia y salir en la foto.

La firma de colaboración ha tenido lugar en el Ayuntamiento de Miami, con su alcalde, Tomás Regalado, al ser obvio que el acuerdo atañe a Florida, cuyos puertos le pertenecen. Entonces... debería haber ido Ada Colau, como alcaldesa de Barcelona, ¿no? Vale, vale, ya sé, acaba de dar a luz. Pero resulta que tiene a su segundo de a bordo, Gerardo Pisarello. ¿Por qué no ha acudido él a un simple acto entre ayuntamientos?
Soy tremendamente mal pensada, conque, una de dos, o el argentino está cagado patas abajo y no quiere salir de España para volver a pisar el otro lado del charco aunque sea en otro país, o el flamante vicepresidente de la Generalitat está ansioso de chupar cámara.
Se aceptan apuestas, ¡juas!

En el acto estuvo presente el cónsul general de España, Cándido Creis Estrada, algo completamente lógico al tratarse de relaciones internacionales, conque... Ta... Ta... ¡Chan!, ya tenemos el motivo: “Catalunya és una nació!”.
De risa, de burla y recochineo superlativos.

Lo malo es que el cónsul también ha metido la pata:

[Como ha sido norma habitual en este viaje, en la firma del acuerdo entre los presidentes de los puertos (¿¿¿Junqueras es presidente del Puerto de Barcelona???), ambos de designación política, no ha faltado la intervención, o intento, del Estado, que puso en riesgo la propia firma del acuerdo. El consulado general requirió al puerto miamense el contenido del acuerdo y luego trató de imponer la inclusión de una referencia explícita a que el puerto barcelonés se hallaba en el "Reino de España", una prevención que a ojos norteamericanos ha resultado extraña y han desdeñado y que, lógicamente, se enmarca en el clima de guerra fría entre los gobiernos de Madrid y Barcelona por el 'procés'.]

En el mundo ya cansa esta pugna de niños de patio de colegio, haciéndose la zancadilla y dándose codazos como en un partido de fútbol.
Si los secesionistas hacen el ridículo, el Estado Español más, por no hacer lo debido: terminar con tanta zarandaja y aplicar las leyes.




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